28 de agosto, lunes
Hoy no madrugamos, y después del
desayuno, paseamos hacia el centro de la ciudad disfrutando de las vistas de
Ondarreta y La Concha, visitando en primer lugar la catedral del Buen Pastor
donde adquirimos la credencial del Camino. La construcción de este precioso edificio
religioso, sede de la diócesis de San Sebastián, de estilo neogótico e
inspirada en la catedral de Colonia, se finalizó en 1897 ostentando el rango de
catedral desde 1953. Tras un buen rato por este entorno primorosamente adornado
con jardinería terrestre y colgante, nos encaminamos hacia el ayuntamiento,
otro edificio emblemático de la ciudad, que se construyó, inicialmente, para
albergar el casino a finales del sXIX pasando a
ser la sede de la Casa Consistorial en 1947, siendo declarado monumento histórico artístico con posterioridad.
En dirección al casco viejo, entramos
al mercado de La Bretxa en cuyo bar saboreamos unos pintxos exquisitamente
elaborados y riquísimos. El edificio del
mercado se levantó en el lugar donde fueron abiertas unas brechas en
la muralla de la ciudad utilizadas por los ingleses y portugueses para
invadirla, de ahí su nombre. Luego, tras
unas vueltas por el barrio viejo, nos dirigimos al puerto y, primero por el
Paseo de los Curas y después por la calle Gaztelubide, vamos ascendiendo al
monte Urgull lenta y relajadamente, disfrutando de las vistas desde las
distintas baterías donde todavía permanecen los cañones custodiando la ciudad,
hasta llegar a la cima coronada por el Castillo de la Mota (s.XII) que fue
clave en la defensa de la villa, en cuyo interior hay un pequeño museo sobre la
historia del Urgull y, en lo más alto de la fortaleza, la estatua del Sagrado
Corazón que, junto con su base, alcanza los 24 metros de altura lo que permite
divisarse a más de cuatro millas desde el mar.
A la bajada del monte, otro pintxo en
Casa Alcalde en la calle Mayor y comida-menú
en El Bombín, detrás de la catedral en la calle Larramendi. Bueno, menos los hermanos López que,
subyugados por la belleza del paisaje, prefieren quedarse a tomar unos bocatas
en lo alto del Urgull.
Después de la siesta hemos de
quedarnos confinados en el albergue debido a la intensa lluvia que está
cayendo, y ya al anochecer, recorremos
el entorno donde nos encontramos -El Antiguo- ratificando lo que ya sabíamos:
en esta ciudad puedes tomar buenos pintxos en casi cualquier bar de la zona que
sea, así que mañana habrá que empezar a quemar las calorías acumuladas estos
dos días.
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