20180226

SAN SEBASTIÁN


28 de agosto, lunes

          Hoy no madrugamos, y después del desayuno, paseamos hacia el centro de la ciudad disfrutando de las vistas de Ondarreta y La Concha, visitando en primer lugar la catedral del Buen Pastor donde adquirimos la credencial del Camino.  La construcción de este precioso edificio religioso, sede de la diócesis de San Sebastián, de estilo neogótico e inspirada en la catedral de Colonia, se finalizó en 1897 ostentando el rango de catedral desde 1953. Tras un buen rato por este entorno primorosamente adornado con jardinería terrestre y colgante, nos encaminamos hacia el ayuntamiento, otro edificio emblemático de la ciudad, que se construyó, inicialmente, para albergar el casino a finales del sXIX  pasando a ser la sede de la Casa Consistorial en 1947, siendo  declarado monumento histórico artístico con posterioridad.
          En dirección al casco viejo, entramos al mercado de La Bretxa en cuyo bar saboreamos unos pintxos exquisitamente elaborados y riquísimos.  El edificio del mercado se levantó en  el lugar donde fueron abiertas unas brechas en la muralla de la ciudad utilizadas por los ingleses y portugueses para invadirla, de ahí su nombre.  Luego, tras unas vueltas por el barrio viejo, nos dirigimos al puerto y, primero por el Paseo de los Curas y después por la calle Gaztelubide, vamos ascendiendo al monte Urgull lenta y relajadamente, disfrutando de las vistas desde las distintas baterías donde todavía permanecen los cañones custodiando la ciudad, hasta llegar a la cima coronada por el Castillo de la Mota (s.XII) que fue clave en la defensa de la villa, en cuyo interior hay un pequeño museo sobre la historia del Urgull y, en lo más alto de la fortaleza, la estatua del Sagrado Corazón que, junto con su base, alcanza los 24 metros de altura lo que permite divisarse a más de cuatro millas desde el mar.
          A la bajada del monte, otro pintxo en Casa Alcalde en la calle Mayor  y comida-menú en El Bombín, detrás de la catedral en la calle Larramendi.  Bueno, menos los hermanos López que, subyugados por la belleza del paisaje, prefieren quedarse a tomar unos bocatas en lo alto del Urgull.
          Después de la siesta hemos de quedarnos confinados en el albergue debido a la intensa lluvia que está cayendo, y ya al anochecer,  recorremos el entorno donde nos encontramos -El Antiguo- ratificando lo que ya sabíamos: en esta ciudad puedes tomar buenos pintxos en casi cualquier bar de la zona que sea, así que mañana habrá que empezar a quemar las calorías acumuladas estos dos días.


























































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