20180226

OLAGÜE - PAMPLONA


         
3 de septiembre, domingo: 

         De Olagüe a Leazkue -unos 3 km- se camina por una carretera poco transitada, luego por una pista pedregosa entre robles hasta cruzar el río Mediano. Continuamos avanzando por el lindero de un bosque pasando junto a una casa abandonada y grafiteada hasta llegar a Burutain al que no entramos.  El tramo entre Endriz y Olaiz transcurre por una ladera atravesando bosques de pinos que lo hacen particularmente agradable y hermoso,  hasta encontrarnos con el río Ulzama donde comienza un camino asfaltado, pegado al río, que nos lleva a la población de Sorauren, donde hemos quedado con Miguel y Roberto, y a la que accedemos cruzando el puente medieval de cuatro arcos.
          Al otro lado del puente hay una posada con grandes mesas bajo las arcadas de la terraza, es la hora del aperitivo de un domingo soleado, por lo que el sitio está de bote en bote y no resulta fácil hacerse con una especie de croqueta gigantesca (debe ser típica del lugar) y unas cervezas.  Repuestas las fuerzas, retomamos la marcha por el parque fluvial del río Ulzama dedicado al ocio y al deporte, con extensas praderas de hierba, barbacoas y zonas de servicio, atravesadas por una pista de cemento por la que caminamos hasta Arre, a 2 km de Pamplona, donde comemos en un restaurante próximo.
          La comida ha sido distendida, tranquila, parsimoniosa diría yo, y aún nos queda un buen tramo hasta el centro de Pamplona. Dos kilómetros más adelante cruzamos el puente medieval de la Trinidad conectando con el Camino Francés y adentrándonos en Villava, cuna del gran Indurain, enseguida Burlada y pronto estamos a las puertas de Pamplona tras recorrer un bonito paseo siguiendo el curso del río Arga que salvamos por el puente de La Magdalena y las murallas por el Portal de Francia. Ya estamos aquí.
          Roberto y Miguel han realizado una fantástica labor de apoyo y, tras varias peripecias, han conseguido alquilar un moderno, amplio y cómodo piso en la calle del Carmen, en el mismo centro de Pamplona, desde donde nos disponemos a visitar esta preciosa ciudad.
          Entornos de la catedral, calles Mercaderes y Estafeta, plaza del Ayuntamiento, plaza del Castillo, ...., son los lugares emblemáticos que vamos recorriendo hasta detenernos en la cafetería Iruña para visitar el entrañable y turístico rincón de Hemingway, y en cuya terraza degustamos unos buenos pintxos acompañados de unas cuantas cervezas para acabar relajadamente la jornada.
          Hemos decidido quedarnos un día más en Pamplona si la encantadora Anabel, dueña del piso, nos lo permite, para poder seguir disfrutando de la ciudad y recibir a nuestro paisano villenero José Luis Navarro que vive en Estella y que seguro viene a cenar con nosotros mañana.












































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