20180226

BERROETA - OLAGÜE


2 de septiembre, sábado: 

          Como ayer caminamos un trecho extra, ida y vuelta a Almandoz, hoy nos saltamos ese tramo que ya conocemos e iniciamos la etapa en la Venta de San Blas desde donde nos adentramos en un bosque brumoso en el que predomina el musgo por doquier.  Pero este terreno y ambiente bucólico dura muy poco porque se están realizando labores de tala de árboles y se han tenido que cerrar los senderos, desviándonos a la carretera por donde va a transcurrir hoy la mayor parte de la etapa.  Mala suerte porque el camino del bosque es fastuoso y también nos perdemos el paso por la ermita-refugio de Santiago (restaurada) y por el monasterio-hospital de Santa María de Belate (ambos tienen su origen en el s.XII), así que no nos queda más que resignarnos y continuar hacia Lantz siempre por asfalto.
          En la posada de Lantz el bocata de tortilla es tremendo: con uno pueden almorzar tres personas y sobrar.  Así que después de tan enorme "chute" calórico, los cinco kilómetros que faltan hasta Olagüe hay que hacerlos con relax absoluto parando de vez en cuando a tomar moras o endrinas y recuperar el pulso.
          Olagüe, a unos escasos 20 km de Pamplona, está enclavado en el valle de Anué y a tenor de las casas que se observan, debe ser un pueblo residencial de verano y fin de semana, pero por las horas que son y el sol de justicia, que no cae sino que se tira, no vemos absolutamente a nadie por la calle.
          El albergue de Berroeta, donde pernoctamos ayer, nos ha parecido excepcional así que hemos pactado con la hospitalera quedarnos allí también esta noche, siempre que haya sitio, para aprovechar sus magníficas instalaciones, y para allá partimos.  Ha habido suerte y solo un simpático matrimonio catalán ha llegado al lugar,  pero no vamos a poder compartir hoy la cena con ellos ya que se juega un decisivo partido de clasificación para el mundial entre España e Italia y queremos verlo.
          El hotel-restaurante Beola de Almandoz sería el lugar ideal pero esta noche se celebra allí el banquete de una boda, por lo que decidimos regresar al albergue Kortarixar de Elizondo, que ya conocemos y nos conocen bien, allí tienen una pantalla gigante y las cenas son opíparas.
          Estamos casi solos, los platos combinados y los bocatas son de otra galaxia y encima disfrutamos del triunfo de España tres a cero. Cerramos la jornada de lujo.





































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